miércoles, 24 de febrero de 2010

EL TRANSPORTE TERRESTRE ES LA AGENDA OLVIDADA

EL TRANSPORTE TERRESTRE ES LA AGENDA OLVIDADA

Una historia hartamente conocida


Siempre hemos comprobado que la actividad el transporte terrestre en el Perú sigue siendo la agenda olvidada de todos los gobiernos de turno. Es importante no sólo para el sector sino para toda la población, saber como debemos manejar:

1) El irracional y antitécnico impuesto selectivo al consumo a los combustibles
2) La reducción de la siniestralidad, cual es el programa a trabajar
3) La construcción de carreteras con berma central que eviten la colisión frontal y el ampliar el ancho de las vías en la sierra para reducir las volcaduras de los vehículos.
4) La proliferación de vehículos menores en el transporte interprovincial.
5) Forjar políticas nacionales sectoriales sin perforaciones.

Vemos, con sana envidia, una evidente dedicación del Estado por promocionar las demás actividades económicas, los titulares y funcionarios públicos de los diferentes Ministerios hacen declaraciones, actos de gobierno y de administración en defensa de los operadores privados de cada uno de sus sectores. A final con esto se puede servir en mejores condiciones a los consumidores, que es la tarea fundamental y suprema de toda actividad económica al interior de la sociedad.

No estamos en contra de estas actitudes, más todo lo contrario, celebramos y aplaudimos cuando un Ministro defiende a las empresas privadas regulados por su cartera sectorial, más bien esto que sucede en otros sectores, los empresarios del transporte terrestre se preguntan porqué no ocurre lo propio con el titular del Ministerio de Transportes. No describimos una situación que sea privativa de la actual administración, sino que es una conducta permanente en el sector transportes, todas las administraciones que han pasado por dicho Ministerio han tratado siempre distanciarse de los operadores privados.

Los pretextos para tal actitud han sido siempre los mismos, la autoridad afirmando que tiene a cargo un Ministerio demasiado frondoso, no les permite mantener en agenda los problemas del transporte terrestre ni siquiera al interior de su propia cartera; y los empresarios del transporte, aceptan dicha situación con demasiada ligereza o conformismo a pesar del esfuerzo, muchas veces solitario, de varios de sus dirigentes. Esta ha sido siempre la historia de la interrelación entre las autoridades sectoriales y los empresarios del transporte terrestre.

Por un lado los gobernantes de turno que no tienen deseo alguno de establecer una agenda de trabajo sobre los problemas que aquejan al transporte terrestre, pero si el deseo existe no hay voluntad de hacerle seguimiento, y si lo hubiera, los cambios constantes de los funcionarios terminan por agotarla antes de haber empezado a debatirla. Del otro lado, los empresarios del transporte con demasiado entusiasmo para proponerla, pero a veces con poco apuro y presión desde sus bases para el seguimiento, sin embargo, cuando los problemas arrecian en el día a día, este equilibrio monótono se tensa, empero los funcionarios de mando medio lejos de hacer un análisis mucho más profundo de los conflictos que se puedan venir ( no sienten la obligación de prevenirlos) trasladan sin desearlo el conflicto a los responsables políticos del sector, aunque demasiado tarde para ellos.

Es común en nuestro país escuchar dos cosas: la primera que los funcionarios públicos se mueven a golpe de un periodicazo, y la segunda, que todas las agendas se resuelven a través de un paro. Es triste como peruanos confirmar que estos dos axiomas se vienen cumpliendo en el país, peor aún, aflige que sean empresarios quienes tienen que aparecer en los medios comunicando la suspensión de sus actividades, para poner sobre la mesa los problemas que aquejan al sector transporte terrestre; y por si acaso, no son solamente problemas propios, siendo el transporte terrestre, una actividad transversal a las demás actividades económicas, sus problemas invaden y tocan a toda la población.

El paro de los transportistas del día 19 de enero último, es la culminación y el reflejo de la historia que estamos narrando, sus problemas nunca han sido puesto en la mesa correcta, agenda olvidada, y si los pusieron su solución se ha dilatado o derivado a las decisiones intersectoriales, en el sueño de los justos, con funcionarios de mando medio con poca voluntad y sin capacidad decisión, y en otros casos absorbidos por los cambios ministeriales, han terminado por ahogar la agenda del transporte terrestre y con ello también por agotar la paciencia de los dirigentes de los transportistas por carretera.

Era natural que una situación así tan avisada tenía que concluir en punto de colisión, y tenía que suceder, los transportistas se fueron a la suspensión de sus actividades, a pesar de los daños económicos que también debían soportar, pero el tema era insostenible. Por eso resulta inaceptable enrostrar a los empresarios transportistas el cliché de intransigentes, de falta de legitimidad en sus reclamos, de ausencia de razonabilidad en sus demandas, etc.

Debemos pensar y analizar que después de este paro la agenda del transporte terrestre por carretera no debe ser jamás olvidada y que su debate debe procurar encaminar soluciones, caso contrario nuevamente estaremos ingresando a una situación de conflicto y con esto repitiendo la misma historia de siempre, hartamente conocida. Los temas del transporte terrestre siempre están allí, empecemos de una vez.

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